miércoles, 28 de septiembre de 2016

TRASTORNO DE EVITACIÓN/RESTRICCIÓN DE LA INGESTIÓN DE ALIMENTOS

TRASTORNO DE EVITACIÓN / RESTRICCIÓN DE LA INGESTIÓN DE ALIMENTOS

Es un trastorno de la conducta alimentaria que lleva al paciente a la insuficiente adquisición de nutrientes debido a actos que limitan la ingesta de alimentos y que conllevan a: el crecimiento escaso en los niños o no acorde a la edad, o una pérdida de peso significativa; una deficiencia nutritiva significativa; la dependencia de la alimentación por sonda o mediante suplementos orales y a la interferencia importante en el funcionamiento psicosocial. El problema no se debe a la carencia de alimentos, a una práctica social aceptada, tampoco a un problema médico, y no puede explicarse como otro trastorno. No se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa. Los niños pequeños con este trastorno pueden mostrarse apáticos e introvertidos, irritables y ser difíciles de calmar durante la alimentación, la falta de nutrientes necesarios puede incrementar las características asociadas (APA, 2014).


Imagen 6. Evitación de los alimentos.



Imagen 7.- La sensibilidad sensorial afecta la apetencia.




FACTORES BIOLÓGICOS Y PSICOLÓGICOS, DE RIESGO Y PROTECCIÓN, 

Del tipo (ibídem):

  • Emocionales: cuando en los niños mayores y en los adolescentes, el trastorno se relaciona con problemas emocionales generalizados que no cumplen los criterios diagnósticos de los trastornos de ansiedad, depresivos, o bipolares se denomina "trastorno emocional de evitación de alimentos".
  • Temperamentales: Los trastornos de ansiedad, el trastorno del espectro autista, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno por déficit de atención/hiperactividad pueden ampliar el riesgo de la presencia de conductas características del trastorno.
  • Ambientales: la ansiedad familiar es un factor asociado al trastorno y el hecho de ser hijo de alguien que padezca trastornos de la conducta alimentaria maximiza el riesgo de padecerlo. La interpretación de parte de los padres del comportamiento infantil como agresivo o de rechazo puede contribuir a la problemática, incluso la presentación de la comida. La conducta puede tener un origen en una psicopatología parental, malos tratos o desatención del niño.
  • Genéticos y fisiológicos: Los antecedentes de afecciones gastrointestinales, el reflujo gastroesofágico, los vómitos y una gran variedad de problemas clínicos  han sido asociados a este trastorno. La sensibilidad sensorial alterada de algunos estados fisiológicos, como el embarazo, pueden motivar la parición del problema, aunque por lo general, en estos casos no se trata de cuadros intensos y no se cumplen todos los criterios del trastorno.   



EPIDEMIOLOGÍA

El trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos aparece en la misma medida en los niños y en las niñas, tanto en la lactancia como en la primera infancia. Pero en el caso de los autistas, el mayor número de caso implica a varones. (APA, 2014).


TIPOS DE EVALUACIÓN

Para evaluar la presencia del trastorno se verifica que el paciente cumpla con los criterios diagnósticos establecidos en el DSM-5, mediante el uso de entrevistas dirigidas a los familiares y al paciente mismo. Se realiza una entrevista Clínica para recoger información presente y sobre la historia clínica del paciente. Se hace una exploración psicopatológica sobre el trastorno y la posible existencia de comorbilidad. Se evalúan los síntomas alteraciones conductuales, cognitivas, somáticas y emocionales. Por las implicaciones fisiológicas del trastorno se recomiendo la valoración médica y nutricional que puede ser realizada por un médico (Celis Y Roca, 2011).



MANEJO DE LOS FACTORES PSICOLÓGICOS QUE CONTRIBUYEN A LOS DESÓRDENES ALIMENTARIOS: ESTRATEGIAS Y PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN


Con miras a expandir su modelo a la intervención de cada uno de los trastornos de la conducta alimenticia, Fairburn ha propuesto la teoría transdiagnóstica y la Teoría Cognitivo Conductual derivada de ella, la versión principal, se estructura en 4 etapas desarrolladas en 20 sesiones semanales. La terapia se conforma con distintas formas de tratamiento. Existen dos versiones: la focalizada centrada en la psicopatología de los Trastornos de la Conducta Alimenticia y la extendida que abarca el perfeccionismo clínico, la baja autoestima, estados de ánimo y relaciones interpersonales. La intervención puede durar 40 sesiones en casos de peso por debajo de un índice de masa corporal de 17,5. También hay versiones con modificaciones concretas para pacientes jóvenes, versiones para ser aplicadas en grupo y una modalidad intensiva para pacientes internos. Versión de 20 sesiones (Celis Y Roca, 2011):


Etapa I: 7 sesiones (de 50 minutos) dos por semana. 

Sesión Inicial: 90 minutos, debe cubrir 7 componentes: motivar a la paciente; evaluar la naturaleza y severidad de la psicopatología; formular con la paciente, los mecanismos de mantenimiento del problema; describir el tratamiento; explicar la observación de la ingesta mediante autorregistros; aclarar las tareas para la próxima sesión, y resumir la sesión y acordar la siguiente cita. 

Sesión 1 Busca conseguir que el paciente se comprometa con la terapia. Se comienza el hábito de monitorizar el peso. Se revisan los autorregistros diarios.  Se procura verificar que el paciente entiende el modelo, que será guía del tratamiento. 

Sesiones 2-7 Se seguirá una estructura fija: pesar al paciente, revisar los autorregistros, establecer los puntos a tratar y trabajarlos, definir las tareas para la próxima sesión y resumir la sesión. Psicoeducación sobre los Trastornos de la Conducta Alimenticia. Establecimiento de un hábito regular de ingesta de cinco comidas diarias. Hacer partícipes a otras personas en la terapia: familiares y amigos que puedan ayudar a conseguir el cambio, o aquellos que estén obstaculizando el proceso. 

Etapa II Transición, 1 o 2 sesiones (1 por semana) en las que se evalúa el avance obtenido. Se identifican las barreras psicológicas  y sociales que dificultan el cambio. Se revisa la formulación del caso. Se elige entre continuar con la versión focalizada o aplicar la versión extendida. Se diseña la etapa 3.

Etapa III 8 sesiones, semanales. Se abordan A) preocupación por la figura, rituales de comprobación, sensación de sentirse gorda (o) y pensamientos y creencias relacionados; B) intentos de restringir la dieta, reglas dietéticas y control sobre la alimentación, y C) eventos externos, estados de ánimo y hábitos de alimentación. La intervención cognitiva consiste en identificar los pensamientos y creencias problemáticos que favorecen la perpetuación del trastorno, para cuestionarlos y luego modificarlos, en el entrenamiento en resolución de problemas, en el control de estímulos, en la realización de actividades alternativas sustitutorias.

Etapa IV 3 sesiones, una por cada 15 días. Comprobar que las expectativas del paciente sean realistas y que se adapten a lo logrado, preparar un plan de mantenimiento a largo plazo. Se programa una sesión de revisión para 20 semanas después de terminada la intervención.

Sesión de Revisión. Se vuelve a evaluar Al paciente y se analiza si existe la necesidad de realizar alguna otra sesión.




Video 1.  Los Trastornos de la Ingesta [Youtube]. (2015).





REFERENCIAS

APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. DSM-5. España: Panamericana.

Celis, A. Y Roca, E. (2011). Terapia cognitivo-conductual para los trastornos de la conducta alimentaria según la visión transdiagnóstica. Acción Psicológica, 8(1), 21-33. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=344030765002

Salud Emocional Medicina Tv. (Productor). (2015). Trastornos de la Ingesta [Youtube]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=PQN2a4UM66o

















































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